Los escritos más antiguos sólo contienen algunos indicios de su primitiva patria pero a juzgar por el Veda, por relatos bíblicos, por la filología y mitología comparada fue la templada región de la meseta central del Asia la patria común de los arios, formada por diferentes tribus. Fuese por el aumento de la población, por luchas entre tribu y tribu o por búsqueda de mejor suelo para el cultivo, colectividades primero, y grandes agrupaciones después, abandonaron esta región primitiva en busca de otra que creyeron más conveniente. Con motivo de las emigraciones la rama aria se dividió en otras dos; una que emigró hacia el Oeste poblando parte del Asia occidental y toda Europa con el nombre de celtas, germanos, eslavos, etc., mientras la otra pasó las cordilleras el Himalaya occidental y el Indu Koh, que separa la cuenca del Oxo del Kabul, únicos desfiladeros que permiten el paso a grandes masas con sus ganados e impedimenta. Descendieron a las llanuras meridionales y ocuparon el territorio del Penjab fundado allí su nueva patria, que llamaron Hepta-Hindu, de donde proviene el nombre del río principal de aquella región, Indo. Sus conocimientos científicos eran nulos; combinaban la división del tiempo por la salida y puesta del sol, y por las revoluciones de la Luna. Reconocían un poder superior, omnímodo e irresistible de dioses inmortales personificado en el sol, en la luna, en los astros, en las tempestades, en las lluvias, en los fenómenos atmosféricos, parece que en la familia era sacerdote el padre, y en la colectividad lo era el jefe supremo de la agrupación. Desde el siglo XIV al X a. de C., lucho esta rama de los primitivos arios con los "dasyn" o enemigos, hasta que por fin, exterminados o vencidos, ocuparon ya desde entonces estos arios, sin impedimento alguno, el Indostán, tomando el nombre de "hindúes" o "indos" o "indios".